Japonizando la arquitectura

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24 enero, 2019

John Pawson sigue construyendo la idea de la simplicidad desde su despacho en King Cross, al oeste de Londres. El equipo de Code Studio, mientras tanto, rebusca entre los comienzos del arquitecto para ver cómo han evolucionado sus espacios de ‘retail’

 

Nadie se esperaba que Calvin Klein (sí, el diseñador estadounidense) le propondría a John Pawson, a principios de los 90, proyectar la flagship de su firma en la Madison Avenue de Nueva York. Más que nada porque no hacía ni trece años que el arquitecto inglés había abierto su estudio. Y todavía era, a ojos de los demás, un tipo demasiado emergente. Pero el resultado sí estuvo a la altura de las exigencias. O, por lo menos, sí supo transmitir la misma curiosidad que generaba una Kate Moss veinteañera, en blanco y negro, en las campañas de la marca. “Con un local así esperas ver a un grupo de científicos mirando microscopios, más que a clientes probándose ropa”, comentaba la edición impresa del New York Times en agosto de 1995. El mismo mes que la tienda abría sus puertas en Manhattan.

 

Y ha sobrevivido, concretamente, 24 años. En primavera del 2019 el equipo de Calvin Klein cerrará la flagship de Nueva York para centrarse en las ventas online. Aunque el trabajo que hizo John Pawson durará mucho más como referencia histórica. Porque allí, por primera vez, puso sus intenciones sobre la mesa. “Las cosas que apliqué en aquella tienda son las que siempre he estado aplicando después, y que intentan que la gente, simplemente, se sienta cómoda. Ya sean compradores o monjes”. Esto último lo dice porque quiso acercarse a la idea de configurar un lugar de culto, avanzando su interés por las estructuras austeras y arcaicas. Como las de los templos egipcios, los monasterios cistercienses del siglo XII o los edificios industriales de su Halifax natal, en Inglaterra, que normalmente venían forrados con la piedra grisácea de York. Pawson, de hecho, la utilizó para cubrir los suelos y escaleras de la tienda de Calvin Klein.

 

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Cuando Calvin Klein visitó a John Pawson en su casa de Notting Hill, en Londres, vio que el arquitecto escondía todo el mobiliario en armarios, al estilo japonés. «Porque son necesidades mundanas». A partir de ese momento, el diseñador empezó a entender varios detalles de la flagship de Nueva York.

 

¿Otra de sus referencias? Sin duda, Japón. “Sí, ¡totalmente! Para mí tiene una de las culturas visuales más atractivas”, explica en una entrevista que concedió al portal 52 Insights. “Y eso lo notas cuando ves el arte y la arquitectura que hicieron en el siglo XVI. Y también el diseño de ahora”. Con 24 años, el inglés se mudó a Japón: había visto un documental de Tony Richardson que explicaba el Kendo desde el punto de vista de una comunidad de monjes. “Y yo quería probar la experiencia”, reconoce. “No aguanté más de una noche en el monasterio. Con aquella edad era muy inmaduro”. Pero Pawson se quedó cuatro años más en el país asiático. Primero, intentando hacerse un hueco como fotógrafo deportivo. Y, después, curándose la frustración mientras daba clases de inglés. Al final volvió a casa, inevitablemente, con un influjo del que no ha podido (ni quiere) desprenderse todavía.

 

“Se ve en mis últimas obras también, ¿no? Estoy interesado en la simplicidad, en eliminarlo todo hasta que llegue el punto en que una reducción adicional comprometa la esencia de lo que estoy diseñando”. Lo explicaba el pasado septiembre en Designboom: para el arquitecto, el minimalismo, si quiere ser algo más que estético, debe tener un límite. La tienda de Christopher Kane que desarrolló en Londres, entre 2013 y 2015, lo ejemplifica a la perfección: aunque esté en un edificio victoriano, los suelos, paredes y techos de este espacio de retail se estructuran con un blanco impoluto. No hay ningún tipo de decoración y el mobiliario está distribuido con cuentagotas. Sillones para los que entran al probador y sofás para los que esperan. Nada más. El límite, ahora sí, viene con el merchandising: como era imposible eliminarlo, el equipo de John Pawson lo redujo al máximo, construyendo puntos muy aislados en el interiorismo para colocar los looks más destacados de cada colección. Y, como los diseños de Kane están haciendo historia, precisamente, por la desestructuración de los uniformes, exponerlos por separado, o en pequeñas dosis, les sirvió para que los clientes, de un solo vistazo, pudieran apreciar mucho mejor el trabajo de la firma británica.

 

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En la primera imagen, John Pawson consigue sintetizar la oferta de Christopher Kane con apenas cinco prendas. Y la expande con escaparates internos, a modo de titulares, como demuestra, a la izquierda, la imagen de abajo. ¿Y qué hay de la tienda de Jil Sander en Tokio? La fotografía de la derecha ofrece una vista general de su concepto.

 

El mismo enfoque plantea la tienda de Jil Sander que el arquitecto ideó en Tokio, entre 2017 y 2018. La obra se podría definir, incluso, como una evolución del mismo discurso. Porque las formas de las paredes, y de la escalera, exageran los patrones de movimiento. Y también porque los gestos, una vez más, se reducen al mínimo, sí, pero invitando al cliente a que dialogue con la naturaleza. Que, por cierto, lo tiene bastante fácil: en el local no faltan las áreas forradas de madera y piedra. Y tampoco un árbol de varios metros de alto presidiendo el espacio. Pero el guiño más sincero tiene que ver, quizá, con la juventud de Pawson: al fondo de la tienda, una especie de altar circular, iluminado con cuatro focos, concluye el que es a día de hoy el último proyecto de retail del arquitecto inglés. ¿Se trata de una referencia a sus padres metodistas? ¿O tal vez quiere recordarles a los japoneses una pincelada de lo que aprendió en su país? En cuestión de simbolismos, se podría escribir un libro aparte. Y, aun así, las preguntas acerca de John Pawson seguirían en pie.

 

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Ya sea un altar o un asiento para los que odian ir de compras, no hay duda de que la simplicidad de John Pawson invita a hacerse preguntas. ¿O no?