El efecto Ikebana

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12 octubre, 2018

Si buscásemos una casa que ha rediseñado el concepto de la naturaleza en los interiorismos españoles, la floristería madrileña Fransen et Lafite estaría en los primeros puestos. Varios años después de la apertura, sus dueños acompañan a Code Studio en un recorrido con vistas al futuro

 

Javier, ¿ha sido difícil levantar de la nada un espacio dedicado a las flores? Porque el concepto, de por sí, suena arriesgado. 

No tanto. Llevamos ya ocho años con la floristería en el centro de Madrid, al lado de Ópera. Y digamos que los dos veníamos de cosas relacionadas: yo estudié paisajismo y Patrick había trabajado en varias floristerías de Holanda, y la idea surgió básicamente porque encontramos este local (en la calle Espejo, 5), que nos parecía perfecto, y pensamos “¡pues nos sumamos a la aventura!”. Y la evolución ha sido gradual. En los últimos años, de hecho, hemos ampliado nuestro concepto, porque al principio solo hacíamos ramos, y justo ahora tenemos esencias, perfumes, velas, ambientes para el hogar… lo que intentamos es ser un poquito una floristería como las del norte de Europa, que se enfoca más en el interiorismo. Y poco a poco nos han ido llamando cada vez más hoteles. También tenemos como clientes algunas tiendas que necesitan cambios semanales, o varios particulares que quieren flores para sus cenas o comidas en casa.

 

Como has comentado, queréis pareceros más a las floristerías de los países nórdicos. ¿Por qué? ¿Cuál es la noción que hay en España?

Bueno, aquí es más tradicional. Además, la gente tampoco apuesta mucho por las flores, o no apostaba mucho, porque las veían como algo que es efímero, que no va a durar, y las relacionaban con tirar el dinero a la basura. Luego está la falta de cultura, en cuanto a variedades me refiero. Se veían mucho los claveles, las rosas, las especies de lilium, los nardos…. Cosas así. Pero toda la variedad de flores silvestres que se puede encontrar en el extranjero, y que no había en España, es precisamente lo que hemos intentado importar. Por ejemplo, jugamos mucho con los bulbos, es decir, con el amaryllis y los crocus. Nos estamos esforzando para que la gente conozca todo esto aquí. Y sí que está funcionando poquito a poco, la verdad. También vemos que se están animando cada vez más a comprar flores o cuidar plantas, porque se han dado cuenta de su valor añadido. Porque una flor, ya de por sí, es un ser vivo que evoluciona casi como una persona, aunque tenga una etapa de vida mucho más corta. Tiene que ver también con el efecto anímico, ¿no? Es impresionante cómo algo natural puede influir y condicionar tanto en el día a día de un hogar, y más cuando proviene de un regalo o es algo simbólico. Por no hablar a nivel decorativo, porque siempre que mencionamos la jardinería o se comenta el introducir algo de naturaleza dentro de casa, nos referimos a las flores, pero en nuestro espacio, aparte, utilizamos mucho lo que es el follaje verde. Ya sean ramas y hojas que pueden dar otro enfoque, y que duran muchísimo más.

 

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A la izquierda, Fransen et Lafite da la bienvenida a un oasis verde en el centro de Madrid. Casi, como si de una selva urbana se tratara. Javier Alcaín Lafite y Patrick Fransen, a la derecha, presiden la entrada.

 

¿Y qué hay de vuestros productos? ¿Tenéis una selección de flores y plantas que vais aumentando o disminuyendo a medida de su disponibilidad a lo largo del año?

Sí, claro. Tenemos una base, sobre todo, estacional. Y eso es a lo que nosotros nos adaptamos. Hay épocas con más frutos, otras épocas que son solo de ramas, algunas mucho más florales, etcétera. Pero si la gente quiere algo atípico, como ramas o flores secas en primavera, Patrick y yo solemos aconsejar que nos las pidan a finales del otoño, que es su momento natural. Y si no, pues luego están las flores liofilizadas, como la rosa eterna, que duran todo el año. En el mercado, de hecho, se puede encontrar cualquier tipo de flor con este sistema. Lo único que, claro, ahí los precios ya se disparan. Cuando nos piden tulipanes en pleno verano, por ejemplo, pues son mucho más caros que en su época habitual. También me gustaría añadir que el 99% de lo que ofrecemos viene de Holanda. Allí hay un cultivo de flores y un mercado tan basto, tan enorme, que al final nos proveemos únicamente de sus plantaciones. Aunque sí es verdad que hay algunas flores naturales que a veces las pedimos en España. Sobre todo en la Comunidad Valenciana, o en zonas del mediterráneo, porque el clima favorece su desarrollo.

 

¿Cómo está evolucionando Fransen et Lafite? ¿Tenéis algún plan para los próximos años?

La idea sí que sería mantener la base que tenemos y quizá intensificar un poquito más nuestros talleres, porque es con lo que nos damos a conocer, y con lo que la gente puede llegar a descubrir la cultura de las flores o el savoir faire. Es decir, trucos y rutinas para integrar el mundo de las plantas en el día a día. Que aprendan a cultivar y transplantarlas. O a cuidarlas cuando se van de vacaciones. Nos gustaría también especializarnos en lo que son los abonos, para que la gente vea lo que decía antes, que el comprar plantas no tiene por qué ser siempre una ruina. Y ya por pedir, nos encantaría aumentar el número de talleres, que normalmente solemos hacer tres al año, y la idea sería preparar uno cada trimestre, o incluso uno al mes. Siempre adaptándonos, claro, a la temporada. Por ejemplo, en navidades, enfocarnos a las coronas, o cómo se pueden decorar las casas con plantas naturales, sin sofocar mucho el espacio.

 

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¿Y qué consejos les dais a todos aquellos que viven en ciudades grandes como Madrid, Barcelona o Bilbao? Porque la condensación de las urbes, lo quieras o no, es un condicionante para integrar un jardín en un interiorismo minúsculo.

Totalmente. Eso es cierto. Pero por muy pequeño que sea el espacio, siempre habrá sitio para una planta. Lo que yo aconsejo es saber la disponibilidad que vamos a tener para cuidarla. Si alguien no tiene prácticamente tiempo, porque está trabajando o viajando de manera constante, pues puede optar por la familia de los cactus; las familias carnosas no van a requerir tanto cuidado. Y si al final le acaba gustando el tema, puede animarse e ir añadiendo otras tipologías, porque ahora está la opción del riego automático con sistemas de goteo que son muy seguros, y que no causan problemas si están bien instalados. Te calculan el riego y conseguirán que no haya un gasto desorbitado de agua y dinero. Y evitarás la típica sorpresa de encontrarte con una planta que se ha secado totalmente.

 

¿Hay algo factible que en España se podría aprender de la noción jardinera de Holanda?

Bueno, es que la diferencia es bastante clara. A menudo, cuando los españoles diseñan una obra de arquitectura e interiorismo, el paisajismo siempre suele ser la última parte, un poco el presupuesto que sobra de todo el proyecto. Es decir, ¿nos queda este espacio pequeñito? Pues ahí hacemos el jardín. Mientras que los holandeses lo hacen al contrario. Ellos primero plantean un proyecto de paisajismo, que obviamente se integra dentro del de interiorismo y decoración, pero lo tienen como algo primordial. Siempre consideran que es necesario tener flores y plantas en casa. O al menos un elemento que sea natural. Entonces eso es algo que me gustaría que la gente de aquí, poco a poco, fuera entendiendo y asumiendo. Que no pensara en el jardín, o en las plantas, como algo adicional al hogar, porque a la hora de la verdad es un factor completamente intrínseco.

 

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